Liberados y su comparsa

Algún parado ingenuo habría esta mañana haciendo de extra en la manifestación de los Sindicatos. La Crisis, nuevo resorte con el que seguir mangoneando y riéndose del personal. Con juntar a todos los liberados sindicales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, les bastaría para colapsar el Paseo del Prado madrileño. ¿Y?

Las manifestaciones no se cuentan por asistentes, sino por la sensación general que se respira entre los no asistentes. Es decir, la opinión pública (ese mito informe pero tangible) dice qué manifestaciones sirven y cuáles no. Sirvieron las que se celebraron contra la negociación política entre ETA y el Gobierno de Zapatero. No tanto para que se impusieran los criterios de los convocantes, pero sí para trasladar la desconfianza general que los españoles sentían respecto a lo que se estaba haciendo en aquellos sucios y turbios asuntos. No triunfó la maltraída manifestación a favor de la familia, tampoco la del Aborto. Poco importa que se consiguiera juntar a parroquianos de toda España, el número, a partir de un umbral, es lo de menos. Importa cuál sea la impresión general sobre el asunto controvertido. Y, desgraciadamente, en España el aborto es algo común y aceptado, muchas veces de forma hipócrita.

Si los sindicatos desean llenar un espacio urbano emblemático basta con que se carteen con todos sus liberados. IU podría convocar a sus militantes y simpatizantes, juntar más de un millón de personas, y no por ello significaría el advenimiento de la tercera república o el comienzo de una nueva era de Socialismo real (más real que el que tenemos, quiero decir).

La manifestación de hoy ha sido una burda demostración de lo que ya saben los españoles: los sindicatos, sus liberados y afines, caminan junto al gobierno en lo que a la crisis se refiere. Los malos son los empresarios, por despedir y no contratar, el PP, por no arrimar el hombro, y Aznar, por supuesto. No han faltado Zerolo, el Gran Wyoming, Pilar Bardem y otros iluminados amigos de la causa sindical. España llega al 20% de paro oficial (20%!!!), y aquí no pasa nada. Hombre, si fuera cierto que el 20% de los que quieren y pueden trabajar en España, no encontraran ningún empleo remunerado, esto sería ya una ruina total. En época de crisis, si no bajan los impuestos, no se agiliza el despido y reducen las cotizaciones sociales o la intervención en determinados mercados, crece el desempleo, pero también la conocida como “economía sumergida”. Es decir, fuera de la fiscalización estatal, muchos siguen produciendo de forma provechosa.

El marinaje Gobierno, Sindicatos e intelectuales (ejem), es tan viejo como viejo es el totalitarismo. España vive hoy uno de sus momentos más críticos, no solo económicamente hablando, sino también moral y políticamente. En España no hay alternativa. La oposición emociona tan poco que la gente asiste al insulto sindical como algo soportable, que no queda otra que aguantar. En un país sano, de forma espontánea, habría surgido una contramanifestación masiva. Una suerte de marcha ciudadana contra los que son culpables del agravamiento de la crisis. Sindicatos y Gobierno, con sus aliados, son hoy los responsables de que el ajuste tarde o no llegue. De que el crecimiento se haya convertido en una quimera reiteradas veces prevenida por un presidente enfermo, ensimismado, falaz y sin vergüenza.

Pese al pasotismo generalizado, crece una sensación muy clara de desconfianza para con los sindicatos, de total desarraigo con el gobierno. Lo que sucede es que nadie ha logrado aún presentar una alternativa atractiva. La abulia es una clara consecuencia de esa falta de alternativa, culpa en este caso de una oposición mal liderada, mal asesorada, sin carisma ninguno o un proyecto definido, confrontado con el guirigay que hoy practican Zapatero y sus amigos.

Saludos y Libertad!