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LA POLÍTICA DEL HAMBRE

abril 21, 2008

Este texto de Rothbard, puede que algo superado por los importantes cambios acontecidos en los últimos 22 años, acierta con total precisión en la definición de las causas del problema del hambre. Hace un símil interesante con los motivos que llevaron al Imperio romano hacia su debacle terminal.

El socialismo apaga y neutraliza el incentivo, el descubrimiento y creación dinámica de nueva información, la función empresarial capaz de ajustar y coordinar percibiendo las oportunidades de ganancia presentes y por advertir, dentro de un proceso, el social, eminentemente dinámico y sólo viable en libertad, propiedad, pluralismo y competencia…

 

“Los medios de comunicación se fijan especialmente en imágenes espeluznantes de niños hambrientos, para centrarse después en los ataques y contrarréplicas acerca de qué gobiernos –los occidentales o el etíope- son los responsables de que no lleguen a tiempo los alimentos destinados a socorrer a las masas hambrientas. En medio de esta vorágine informativa se pierden de vista las cuestiones importantes y básicas; por ejemplo: ¿por qué la Naturaleza es adversa solamente en los países socialistas? Si el problema radica en la sequía, entonces ¿por qué las lluvias sólo dejan de caer en países socialistas o en naciones altamente estatistas? ¿Por qué los EEUU nunca son víctimas de un clima adverso?

La raíz del hambre no se halla en los dioses ni en las estrellas, sino en las acciones de los hombres. El clima no es responsable de que antes del comunismo Rusia exportase grano en gran cantidad, mientras que ahora la URSS (el texto es de 1986, recuerdo) tiene que importar cereales. No tiene la culpa la Naturaleza de que entre la totalidad de naciones de África oriental, las únicas víctimas del hambre masiva sean los países marxistas-leninistas de Etiopía y Mozambique. Unas causas determinadas producen unos efectos determinados, y es una ley ineludible de la naturaleza y del hombre la que dicta que si hay una mala organización y explotación de la agricultura se producirá un colapso en la producción de alimentos, y la consecuencia será el hambre.

La raíz del problema del tercer Mundo es que: a) la agricultura es con creces la industria más importante, y b) la gente no tiene suficientes recursos como para poder adquirir alimentos de de fuera en momentos de crisis. Por lo tanto, para la población del Tercer Mundo es especialmente importante que la agricultura no esté, de ninguna manera, manejada. Sin embargo, en nuestro siglo el Tercer Mundo ha sido un blanco favorito para la aplicación del marxismo, para las revoluciones, los golpes de Estado o la dominación por parte de intelectuales marxistas. Siempre que estas nuevas clases dominadores se han instalado y han puesto un régimen estatista o socialista, el grupo más robado, más explotado y más oprimido ha sido la clase que representa el estamento productivo: los agricultores y el campesinado. Literalmente, los regímenes comunistas de Rusia y China liquidaron decenas de millones de los agricultores más productivos y el resto fue obligado a entregar sus tierras y a incorporarse a granjas colectivas o cooperativas, donde su productividad cayó dramáticamente y la producción de alimentos sufrió un grave declive.

Incluso en aquellos países en los que no se produjo una nacionalización directa, el nuevo aparato estatal en ciernes se apoyó siempre sobre las espaldas de los campesinos, mediante impuestos desorbitados o la venta obligatoria al Estado a precios muy por debajo de los niveles de mercado.

Campesinos sometidos.

El producto artificialmente barato conseguido de esta manera se usa para subvencionar la compra de alimentos por parte de la población urbana, que constituye la base de apoyo de la nueva clase burocrática. El paradigma típico de países africanos o asiáticos ha sido el siguiente: el imperialismo correspondiente –británico, francés o portugués- estableció unas fronteras artificiales en torno a lo que se denominaba “colonias” y creó capitales para administrar y gobernar a la masa campesina. La nueva clase de burócratas de alto y bajo rango vivieron a costa de los campesinos a costa de impuestos y obligándoles a vender al Estado a precios artificialmente bajos. Cuando se marcharon los poderes imperiales, entregaron estas nuevas naciones a las manos ansiosas de intelectuales marxistas, generalmente entrenados en Londres, París o Lisboa, que impusieron el socialismo o el estatismo a ultranza, agravando de esta manera el problema de modo inconmensurable. Además, una feroz espiral de hambre se estableció, semejante a la que llevó al desmoronamiento del imperio Romano. El campesino oprimido y explotado, harto de ser expoliado a favor del sector urbano, se marchó a la ciudad y se apuntó al Estado de beneficencia que le proporcionaba la capital. Esto conduce a que el destino del agricultor sea aún más desesperado, y así más y más campesinos abandonan sus tierras, a pesar de las medidas represivas brutales utilizadas para evitar que se marchen. El resultado es la espiral del hambre.

La mayoría de los gobiernos africanos obligan a los agricultores a vender sus cosechas al Estado a mitad del precio de mercado, o incluso a una tercera parte de éste. Etiopía también obligó a los agricultores a incorporarse a granjas estatales altamente ineficaces, y mediante una presión brutal les forzó a trabajar en ellas.

La solución del hambre en Etiopía o en cualquier parte no reside en las ayudas internacionales de socorro. Ya que este socorro inevitablemente cae bajo el control de gobierno receptor, los alimentos, por regla general, se desvían de las granjas para llenar los bolsillos de los agentes del gobierno y para subvencionar la comida de la población urbana ya bien alimentada. La solución sólo puede venir de la liberación del campesinado del Tercer Mundo de la brutalidad y la explotación de las clases dominantes del Estado. La solución del problema del hambre es la libertad y la propiedad privada”.

 

Murray N. Rothbard, Nuestro tiempo, 1986.

SALUDOS Y LIBERTAD!

17 comentarios leave one →
  1. Libertarian permalink
    abril 21, 2008 11:44 am

    Muchas gracias por el texto, siempre es revitalizante leer y releer a Rothbard.

  2. Oscar permalink
    julio 22, 2009 9:52 pm

    La solución al problema del hambre es distribuirle comida a todos por igual tengan o no tengan dinero para pagar… Como sería en «libertad y propiedad privada»

  3. sibertonia permalink
    agosto 19, 2009 3:45 pm

    Es increible que aun a pesar de las evidencias pretendamos que una simple ideologia aparezca como solucion o incluso causa de las situaciones de conflicto que se presentan en el mundo. Es ese mismo reduccionismo hipocrita que no nos permite ir mas alla de @nuestras posibilidades@ y nos mantiene en esa comoda inercia que lo justifica todo. Somos seres humanos y como humanos estamos llamados a dar solucion a los problemas del hombre…esa deberia ser nuestra unica ideologia… actuemos ya.

  4. Rosa permalink
    noviembre 28, 2009 1:37 pm

    Que análisis más simplista… y más hipócrita. ¿Nos quiere hacer creer este señor que el marxismo es el causante de las hambrunas del siglo XX? No discutiré el holodomor, y los terribles errores cometidos por Stalin; pero decir que la «medicina» contra el hambre es el capitalismo cae por su peso. Sólo hace falta echar un vistazo al continente más afectado -África- para darse cuenta de que las muertes por hambre las causa, por el contrario, el sistema capitalista. Véase el Congo: mueren miles de personas en guerras tribales fomentadas por el capital, mientras roban a manos llenas las riquezas (oro, coltran, mercurio, zinc, uranio) del país. Es lo que ha hecho Europa: expoliar al continente africano de sus materias primas y reducirlo al hambre, el analfabetismo, la enfermedad, la muerte… De este sistema inmoral ¿Quienes se benefician? Pues está claro: las grandes multinacionales que necesitan estas materias para su producción, pero no están dispuestas a pagar por ellas.
    Defender que el sistema de producción capitalista en la agricultura es mejor que el socialista es otra falacia. Quienes ganan en en sistema neoliberal son los grandes propietarios, que son los que establecen los precios y controlan el mercado; mientras tanto, el pequeño agricultor recoge las migajas que estos dejan. ¡Que sistema más «justo»! No pueden disfrazarlo: defendeis que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres, en nombre de la «Libertad» y la «Democracia».

  5. noviembre 28, 2009 5:50 pm

    ¿No es simplista e hipócrita decir «sólo hace falta echar un vistazo al continente más afectado -África- para darse cuenta de que las muertes por hambre las causa, por el contrario, el sistema capitalista»?
    Me temo que confundes «Capitalismo» con las peores pasiones humanas. Capitalismo significa, única y exclusivamente, intercambio libre de bienes y servicios, orden inintencional y precios de mercado: libertad individual, en ausencia de una jerarquía de fines impuesta por un órgano de planificación central o ente de dominación irresistible.
    Imperialismo y Capitalismo no tienen nada que ver. El imperialismo deriva del estatismo, del expolio (que es ilícito por definición), no del intercambio libre y la autonomía personal.
    El «capitalismo», o el sistema de libre mercado, como prefieras, ha sido y es el único capaz de proveer de prosperidad y calidad de vida a un número creciente de individuos, en Europa, en África, en Asia… y donde sea. Esas lacras de las que hablas tienen un origen muy distinto al del libre intercambio y la propiedad privada. Si tuvieras un espíritu mucho más crítico, un poquito de conocimiento y ganas por aprender, tal vez, solo tal vez, te darías cuenta de las nimiedades que dices. Es más, llegarías a la terrible certeza de que son esas nimiedades, falacias y sofismas que replicas ingenuamente, las que perpetúan los desajustes que denuncias.
    Tu problema es común, tranquila, pero eso no te exculpa.
    Saludos!

  6. Rosa permalink
    noviembre 28, 2009 7:57 pm

    El modo de producción capitalista se define a través de la mercancía: «La fuerza de trabajo, productora de las mercancías, se cambia, se compra y se vende como otra mercancía cualquiera y obedece a las mismas leyes del mercado, sin importar que detrás de ellas hay un hombre, con su familia: el proletario.» Este carece de medios de producción propios, por lo cual se ve obligado a vender su fuerza de trabajo.
    Pero el capitalista NO paga un precio por el trabajo del obrero: el salario de este es inferior al valor que produce el obrero trabajando una jornada completa: la diferencia es lo que Marx llama la plusvalía. Y esta plusvalía es la base de la ganancia.
    EL capitalismo no es, por tanto, el «inocente» intercambio del que hablas («Capitalismo significa, única y exclusivamente, intercambio libre de bienes y servicios, orden inintencional y precios de mercado.») sino que significa la obtención de riqueza explotando el trabajo de otros seres humanos. La actual crisis demuestra lo podrido del sistema: en su avaricia por acumular más y más riqueza, se provoca una crisis mundial que pagamos los trabajadores (a la vista está nuestra «prosperidad»). Y encima, enarbolando la bandera de la libertad.
    Quizá te convendría leer un poco más, y no precisamente al señor Rothbard; su argumentación es penosa, simplona y tendenciosa.

    Salud

  7. Rosa permalink
    noviembre 28, 2009 9:04 pm

    Sólo añadir que, por si no lo sabes, el imperialismo es una fase superior del capitalismo, así que lo que digo de África es correcto.

  8. noviembre 29, 2009 12:56 pm

    Rosa,
    1. El trabajo es una fuerza de producción más, una mercancía, con un precio, como cualquier otra. Únicamente en escenarios donde se acumula capital el trabajador “proletario” (el que solo tiene prole, y nada más) obtiene la ventaja de que su fuerza de trabajo sea lo suficientemente valorada en el Mercado como para vivir, él y su prole, de los frutos que reporten. El capital tiende a hacer más productivo al trabajo, menos costoso para el individuo, mucho más lucrativo. Solo la acumulación de capital permite a los “proletarios” trabajar menos, con menos penuria, y colmar un número creciente de necesidades. Mira a tu alrededor.
    2. Marx no fue un buen economista, pero advirtió algo muy interesante: la plusvalía. La pena es que no comprendiera la importancia de su conclusión: invertimos hoy porque esperamos obtener un valor mayor en el futuro. La diferencia, esa plusvalía, define el Interés.
    Hablas de la teoría de la explotación como una verdad incontestada, pero siento decirte que lleva refutada desde finales del siglo XIX por un economista de verdad, Böhm-Bawerk. Los trabajadores, como decía, son titulares de un factor de producción que intercambian, voluntariamente, con un empresario. Dicho empresario adquiere hoy, a un precio, los factores de producción que necesita para culminar los bienes que pretende comercializar al final de un proceso de producción más o menos largo. Es decir, el valor de esos bienes en fase de producción no es sino una estimación futura que a la vez sirve de incentivo para iniciar dicho proceso de producción: un mayor valor futuro respecto del valor presente de los bienes necesarios para llevar a cabo la producción (incluido el trabajo). Sin plusvalía no tiene sentido producir. Al trabajador, como al resto de titulares de factores de producción, se le remunera (precio) mediante el valor descontada de su productividad marginal, es decir, su aportación al valor final del bien producido, pero descontado por esa tasa de interés que diferencia el valor presente respecto del valor estimado que tendrán los bienes ya producidos en el futuro.
    El trabajador recibe hoy su aportación al bien producido, pero descontado, puesto que lo que recibe en forma de salario es un bien presente necesariamente de menos valor que el bien futuro (en fase de producción), que se estima obtendrá en el mercado una “plusvalía”.
    El sistema capitalista, además de favorecer que el trabajo de un número creciente individuos sea cada vez más productivo, y por lo tanto, tenga una desutilidad menor proveyendo mejor retribución y calidad de vida, tiene la ventaja de que el trabajador no tendrá que esperar hasta el final de la producción para recibir el valor de su aportación a la misma. La recibe antes, de ahí el descuento. El empresario “capitalista”, o el cooperativista, por ejemplo, serán quienes tengan que esperar hasta la efectiva comercialización de los bienes producidos para obtener dicha plusvalía o beneficio.
    3. Eso de que “el imperialismo es la fase superior del capitalismo”, toca que lo vayas revisando como dogma de fe. No se sostiene, es una falacia y carece de sentido. https://lalibertadylaley.wordpress.com/2008/05/08/capitalismo-e-imperialismo/
    Saludos!

  9. Rosa permalink
    noviembre 29, 2009 3:46 pm

    «…el sistema capitalista, las naciones capitalistas europeas, generan indefectiblemente un capital excedente que deben invertir fuera de sus fronteras para mantener el nivel de crecimiento y continuar su expansión.» Es lo más sensato que he leído en tu comentario.
    Espero que no niegues que la concentración en monopolios es una consecuencia del sistema capitalista. A su vez, los monopolios son los que imponen los precios de sus mercancías. Con ello, el capital va eliminando la libre concurrencia (la «libertad» de la que hablabas empieza a dejar de serlo); las empresas grandes devoran a las pequeñas, e igual ocurre con los grandes bancos en detrimento de los pequeños. De esta manera, el poder económico (y por tanto, el poder político) va concentrándose cada vez en menos manos. Con esta concentración, se estrecha el número de instituciones a las que podemos recurrir en demanda de crédito; «Por eso, la gran industria asiste con cierta perplejidad a la trustificación de los bancos (unificación o transformación en trusts), cada día más intensa; en efecto, a menudo se ha podido observar el germen de acuerdos determinados entre los consorcios de grandes bancos, acuerdos cuya finalidad es limitar la competencia.» (Lenin, «El imperialismo, fase superior del capitalismo»).
    «Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo.» «El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.»
    Lenin hablaba de este tema a principios del s.XX; a finales de este mismo siglo (la década de los 90), aparece la globalización -que no es otra cosa que el imperialismo económico; esto es, el poder de las grandes multinacionales en detrimento de las soberanías nacionales y la democracia. Para ello no han dudado en privatizar lo que antes era un bien público, véase (como pálido ejemplo) Aguirre, la sanidad pública y enseñanza pública).
    Cuentan, además, con el apoyo de instituciones presuntamente
    «democráticas», como el FMI, OMC, Banco Mundial… Que son la voz ventrícula del capital.
    Si se despoja a la globalización de la palabrería: «libertad», «democracia», etc., lo que queda es un esperpento: la potenciación del poder de la banca y de las multinacionales… ¿Qué quedó de aquella libertad? ¿A qué se han reducido nuestras posibilidades de elección?
    Todos sabemos que el país paradigma del capitalismo es EEUU. Todos miramos esperanzados a Obama. Pero las promesas de Obama están siendo sistemáticamente incumplidas… Porque detrás de él está el verdadero poder: las multinacionales y la banca. Ellas son «el Dios detrás de Dios» del que hablaba Borges. Ellas son las que sufragan las campañas presidenciales en EEUU; por lo tanto, el presidente de turno hará lo que estas le ordenen. Para eso lo han colocado en ese lugar.
    Poco se puede hablar de democracia en esas condiciones, y de la libertad, ni hablemos. Hay algo que sí crece con el capitalismo: las diferencias sociales, cada día más señaladas. La proletarización de las clases medias, y la progresiva marginalización de la clase trabajadora…
    Lo que te dije: los pobres cada vez más pobres, y los ricos cada vez más ricos.

    Salud

  10. noviembre 29, 2009 4:02 pm

    Rosa, esto no consiste en que cada uno se dedique a soltar su monserga a oídos sordos de lo que le replican. Para eso está el sistema de posts: cada cual en su blog, escribiendo lo que nos plazca. Pero al abrir la posibilidad de comentar los posts, lo que se busca es una discusión limpia e inteligente. Yo te he contestado a tu anterior comentario, y aunque me quemen las ganas de responderte a este último, no me parece educado por tu parte no replicar la refutación de la teoría de la explotación.
    Saludos!

  11. Pceparty permalink
    octubre 14, 2011 4:20 pm

    Cuando leo a los mequetrefes del mundo que van de «expertos» y solo son payasos con corbata, me da la risa. El texto del bobo Rothbard, es solamente un conjunto de creencias irracionales, desmentidas por los datos y la ciencia, que no tiene ni pies ni cabeza. Esa es la realidad de la gentuza que está llevando el planeta tierra a la muerte y realizando el mayor genocidio de la historia humana, que extermina cada 10 años a más de 500 millones de personas de hambre en la HAMBRUNA PERMANENTE CAPITALISTA.

    Los datos demuestran que es el capitalismo y su política de explotación e intercambio desigual e injusto, realizado para obtener más de lo que se da (ganancias) lo que causa los verdaderos desastres de la humanidad.

    Ciertamente, en los países explotadores el clima no hace que la gente que tiene papeles de colores llamados dólares, pase hambre pero eso es porque desde los países explotados salen barcos cargados de petroleo y materias primas, oleoductos,gaseoductos que llevan materias y energía hacia los explotadores. No hay acueductos que lleven la barata e imprescindible agua, por ejemplo, en la dirección contraria.

    Los capitalistas mantienen una élite de necios, tan necios como ellos, en sus gobiernos títere y esos necios son destruidos por los ejércitos mercenarios en cuanto se salen del tiesto.

    Los datos demuestran que ningún país socialista ha estado jamás en los últimos puestos de los niveles de vida mundiales y que los países de la URSS están hoy, en 2011 por debajo del nivel relativo de vida que tenían en 1991. Son datos y cifras, no es opinión.

    El capitalismo es muerte.

    • octubre 16, 2011 9:48 pm

      Un pupurrí interesante el que expones, pero cargado de falacias demasiado superadas y rebatidas como para que me meta en harina. Si es así como pretendes explicar las hambrunas, y la solución que ofreces es el socialismo, apaga y vámonos. Pero no a Cuba o Corea del Norte, o a tu querida URSS, porque ahí se pasa o se pasaba hambre, mucha hambre y necesidad.
      Quienes se morían de hambre en Asia hace apenas unas décadas, probablemente no estén muy de acuerdo con tu visión de las cosas. La única solución para Africa se llama libre mercado. De hecho les está funcionando razonablemente bien, ya que en en estos momentos crecen más del triple que Europa o los EEUU.

  12. norma Bethune permalink
    octubre 16, 2011 12:12 am

    Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
    Abraham Lincoln
    somos mas de 6,600 mil millones

    • octubre 16, 2011 9:41 pm

      Efectivamente, somos 6.600 millones, y qué? Podríamos ser tres veces más, y con los actuales medios, comer todos como lo hace un occidental medio. Esa no es la cuestión, ni la causa del hambre en determinadas partes del planeta. Son otras las fuentes de descoordinación. El malthusianismo no sirve para explicar nada. Lo cierto es que África crece al ritmo de China, y si hay sacos de población en esas condiciones, poco o nada tienen que ver los mercados de materias primas, la especulación o que seamos tantos habitantes.

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