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LA FALACIA DE MONTAIGNE

marzo 13, 2008

No será la última vez que en este blog recurramos al genial y ácido Rothbard para entregar a la reflexión propia y a la de quien nos visite ideas y comentarios sobre historia del pensamiento económico y otros muchos aspectos recogidos en su obra.

Montaigne, del que puedo decir que tengo sus obras completas pero aun no me he decidido siquiera en abrir el volumen, es sin duda uno de los ensayistas franceses más conocidos del siglo XVI gracias a su decidida defensa del absolutismo real. Me interesa, en este aspecto, por sus ideas sobre la obediencia del mandato, no ya del Derecho, y por la declarada aquiescencia con el parecer real, al que uno debe someterse ordene lo que ordene. Es una suerte de positivista temprano, y como nos indica Rothbard, sigue a Platón en su convicción de que aun queriendo que cambien nuestros gobernantes, “debemos sin embargo obedecer a los que tenemos”. Esto suena un poco a la cantinela socialista esgrimida en cuanto a la negociación con ETA, exigiendo al PP que en la política antiterrorista, siempre, siempre, debe estar la oposición al lado del gobierno, haga lo que haga… El absolutismo es inmoral…

Pero hay algo más importante y relevante en el conjunto de ideas de Montaigne, algo que no por él, pero seguro que si en parte gracias a su formulación, ha imperado y dañado gravemente al pensamiento político, jurídico y económico posterior, aun hasta nuestros días.

torres-gemelas.jpg

La Falacia de Montaigne, como la llamo Mises, rompe con su escepticismo habitual.  Tal falacia sirve de base a todas las falacias y errores teóricos e intelectuales en los que se basa el mercantilismo, y por qué no, también el socialismo. Opina Montaigne que en el comercio siempre uno se aprovecha del otro, es decir, siempre hay quien sale beneficiado a costa de la perdida en la que incurre el otro; dice “no se puede obtener un gran beneficio sino a costa de otros”

La falacia es de tal calibre, pero tan sencilla de asumir y repetir que ha servido como justificación y origen de otras tantas barbaridades de consecuencias tan negativas y sangrantes que sobra cualquier comentario. En libertad, el intercambio voluntario entre dos sujetos sólo se producirá cuando ambos encuentren satisfacción de sus fines en el mismo, es decir, cuando valoren más lo que el otro ofrece que lo que él deba entregar para adquirirlo. Sería burdo rebatir esta obviedad aludiendo a situaciones dónde no acontezca un intercambio voluntario, dónde alguien usurpe al otro entregando lo que prefiera como gesto displicente. Estando perfectamente definidos los derechos de propiedad y respetando la libertad, en el comercio nadie entrega nada propio a no ser que valore más aquello que recibirá a cambio, y en esto, el intercambio es recíproco y no cabe duda alguna. Recomiendo la lectura de la Acción Humana, capítulo XXIV, ARMONÍA Y CONFLICTO DE INTERESES, página 783 y siguientes, en especial lo dicho en la 807. No seré yo quien mejore a Mises…

AMPLIACIÓN 22/03/08: Como bien nos recuerda Mises, el propio Voltaire, «gran debelador de vetustas supersticiones y populares falacias» (M), identificó el comercio internacional con la guerra, diciendo que «es obvio que jamás puede prosperar una Nación sino a costa de otra, resultado inconcebible unaconquista que no infiera daño a tercero» (V)… Un gran pensador víctima de se sus propias enemigas intelectuales…

Saludos y Libertad!

(La foto no pretende hacer alusión al 11s)

6 comentarios leave one →
  1. marzo 13, 2008 11:26 am

    Tal falacia, como dice mises, ya la recoge Aristóteles en Política; diciendo que el régimen de gobierno más injusto es el oligárquico basado en una comunidad de mercaderes, porque mercader es sinónimo de ladrón, ya que se enriquece a costa de una plusvalía. No hay que acercarse a Montaigne para leer estas tesis, que sino toda, algo de razón no le falta.

  2. yosoyhayek permalink*
    marzo 13, 2008 12:38 pm

    Cierto es, Aristóteles fue otro falaz en temas de economía, aunque no dejó lo suficientemente claras determinadas cosas, así que creo temerario intentar hacer de él un pensador económico más. Rothbard lo analiza con meticulosidad, es interesante. Dice Aristóteles que las Transacciones generan una “reciprocidad proporcional” si son “justas”… En general se burla de las ganancias comerciales o monetarias por no ser «naturales»… Por desgracia, todo ese desprecio al comerciante, al intercambio, la exaltación de la agricultura y demás patrañas han llegado hasta nuestros días desde los griegos, de mano del cristianismo, inundando nuestro mundo de falacias y errores intelectuales generadores de millones de muertos, falsas expectativas, mucho odio y violencia…
    La Falacia de Montaigne es eso, por errónea. Al introducir la palabras plusvalía, veo por dónde van los tiros, pero ese comentario ya llegará. Por lo pronto recomiendo a todos los austríacos, sobre todo a Bömh-Bawerk, por si hay cierta temeridad de introducir la idea de explotación… Ya basta de tanto mito socialista… El teorema de la imposibilidad del socialismo es cristalino y no tiene refutación posible…
    Saludos y Libertad!

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