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La caída del Imperio Romano señala el camino

septiembre 26, 2008

Leo en LD un acertado artículo de Jorge Valín sobre el relato de las causas que, según L. von Mises, concurrieron en la debacle del Imperio Romano. Como complemento, reproduzco el epígrafe de La Acción Humana (es breve):

 

Observaciones sobre las causas de la decadenca de la antigua civilización clásica

El conocimiento de los efectos de la interferencia del gobierno con los precios de mercado nos hace comprender las causas económicas de un acontecimiento histórico trascendental, el declive de la civilización antigua.
Carece de interés entrar aquí a precisar si la organización económica del Imperio Romano era capitalismo o no. En cualquier caso, lo cierto es que el Imperio Romano en el siglo II, la edad de los Antoninos, los “buenos” emperadores, había llegado a una etapa de alta de la división social del trabajo y del comercio interregional. Varios centros metropolitanos, un número considerable de ciudades y aglomeraciones urbanas más pequeñas fueron las sedes de una refinada civilización. Los habitantes de estas aglomeraciones urbanas eran abastecidos con los alimentos y las materias primas no sólo de los distritos rurales vecinos, sino también de provincias distantes. Algunos de estos suministros afluían en concepto de rentas que los ciudadanos ricos retiraban de sus propiedades rústicas. Sin embargo, una parte considerable provenía del intercambio de los productos manufacturados por los habitantes de la ciudad y los artículos ofrecidos por la población rural. Hubo un intenso comercio entre las distintas regiones del vasto imperio. No sólo en las industrias de transformación, sino también en la agricultura hubo una tendencia hacia la mayor especialización. Las diversas partes del imperio ya no eran económicamente autosuficientes, sino interdependientes.

 

 

 
Lo que provocó el declive del imperio y la decadencia de su civilización fue la desintegración de esta interrelación económica, y no las invasiones bárbaras. Los agresores exteriores se aprovecharon de la oportunidad que la debilidad interna del imperio. Desde un punto de vista militar las tribus que invadieron el imperio en los siglos IV y V no eran militarmente superiores que las legiones, que ya les habían derrotado con facilidad en épocas anteriores.

 

Sin embargo, el imperio había cambiado. Su estructura económica y social ya era medieval. La libertad que Roma reconoció al comercio siempre fue restringida. En lo que respecta a la comercialización de cereales y otras necesidades vitales era aún más limitado que con respecto a otros productos básicos. Se estimó que era injusto e inmoral pedir por el grano, el aceite y el vino –productos esenciales en aquellos tiempos- precios que la gente consideraba superiores a los “normales”, y las autoridades municipales se apresuraron a comprobar lo que consideraban especulación. Por lo tanto, la evolución de un eficiente comercio mayorista de estos productos fue impedido.

 

Mediante la Annona –lo que equivale a una nacionalización o municipalización del comercio de granos- se trató de remediar la situación, pero sin éxito, empeorándose aún más las cosas. El grano escaseaba en las aglomeraciones urbanas, y los agricultores se quejaron de que el cultivo no era remunerador. La creciente interferencia de las autoridades impedía que se equilibrara la oferta con una siempre creciente demanda.

 
El desastre final se produjo cuando, ante los disturbios de los siglos IV y V, los emperadores recurrieron a rebajar y envilecer el valor de la moneda. Tales prácticas inflacionarias, unidas a unos congelados precios máximos, paralizaron definitivamente la producción y el comercio de los artículos básicos, desintegrando toda la organización económica. Cuanto más afán mostraban las autoridades en la aplicación de los precios máximos, tanto más desesperada era la situación de las masas urbanas, que dependían siempre de la disponibilidad de alimentos. El comercio de granos y otros artículos de primera necesidad desapareció por completo. Para evitar el hambre, la gente huía de las ciudades; se asentaron en el campo, tratando de cultivar el grano, aceite, vino, y otras necesidades por sí mismos, para el autoconsumo. Los grandes terratenientes restringían, por falta de compradores, las superficies cultivadas, fabricando en las propias heredades –las villae- los productos artesanos que precisaban.

 

Paso a paso, la agricultura en gran escala, seriamente amenazada ya por el escaso rendimiento del trabajo servil, resultaba cada vez menos racional, a medida que era sucesivamente más difícil traficar a precios remuneradores. El propietario de la finca ya no podía vender en las ciudades, por lo que el burgués perdió su clientela. Se vio obligado a buscar un sustituto para satisfacer sus necesidades mediante el empleo de artesanos por cuenta propia en su villa. Al final, el terrateniente abandonó la producción a gran escala y se convirtió en mero perceptor de rentas abonadas por arrendatarios y aparceros. Estos coloni eran o esclavos liberados o proletarios urbanos que se asentaron en las aldeas y se pusieron a labrar la tierra. Nació la tendencia hacia el establecimiento de la autarquía de cada propietario de la finca surgido. La función económica de las ciudades, el tráfico mercantil, y el comercio de la artesanía urbana, se redujo. Italia y las provincias del Imperio regresaron a un estado menos avanzado de la división social del trabajo. La estructura económica de la antigua civilización, que tan alto nivel alcanzara, retrocedió a un nivel que hoy denominaríamos feudal.

 
Los emperadores se alarmaron ante un estado de cosas que socavaban su propia situación financiera y el poder militar de su gobierno. Pero su lucha era inútil, ya que no afectan a la raíz del mal. La compulsión y la coacción a la que recurrieron no podía invertir la tendencia hacia la desintegración social que, por el contrario, fue causada precisamente por demasiada coacción y coerción. Ningún romano, sin embargo, era consciente del hecho de que el proceso fue inducido por la injerencia del Gobierno en los precios y por el envilecimiento de moneda.

 
De nada servía que los emperadores promulgaran leyes en contra quien abandonara la ciudad para refugiarse en el campo: “relicta Civitate rus habitare maluerit.” El sistema de la leiturgia –los servicios públicos que habían de ser prestados por los ricos ciudadanos- sólo aceleró el retroceso de la división de la mano de obra. Las leyes relativas a las obligaciones especiales
de los armadores, las navicularii, no tuvieron más éxito en el control de la disminución de la navegación que las leyes relativas al grano en su aspiración de remover los obstáculos que dificultaban abastecer de productos agrícolas a las aglomeraciones urbanas.


La maravillosa civilización de la antigüedad desapareció porque fue incapaz de amoldar su código moral y su sistema jurídico a las exigencias de la economía de mercado. Un orden social está condenado al fracaso si las medidas que requiere su normal funcionamiento son rechazadas por las normas de la moral, son declaradas ilegales por las leyes del país, y perseguidas por jueces y magistrados. El Imperio Romano se derrumbó porque sus ciudadanos ignoraron el espíritu liberal y repudiaron la iniciativa privada y la libre empresa. El intervencionismo económico y su corolario político, el gobierno dictatorial, descompusieron el poderoso imperio, como también, en el futuro, lo harán con cualquier régimen social.

Ludwig von Mises, La Acción Humana, p. 905 y ss. edición española.

Huerta de Soto, en sus clases, completa la explicación Misiana. Recurre a M. Rostovtzeff y su Historia social y económica del imperio romano (dos volúmenes). La Roma imperial terminó por convertirse en una bulliciosa urbe donde afluían miles de personas en busca de alimento. La búsqueda de una opinión pública favorable en la que apoyarse, llevó a las autoridades, entre otras razones, a decretar la gratuidad del trigo. Esa política de Pan y Circo arrastró la ruina de los productores de grano privados, incapaces de competir. La tendencia hace que estos acaben migrando en dirección a Roma, haciéndola más poblada y conflictiva. Se genera una clase Proletaria (solo tienen a su prole) que vive a costa del Estado. Una suerte de Estado de Bienestar a la romana.

La ulterior intervención, asfixiado el gobierno por el fuerte gasto “social” al que se veía forzado dada la situación, se dejó ver en forma de devaluación y envilecimiento de la moneda. Se fijan precios máximos que generan escasez y la ruina de lo que quedaba de tejido productivo. El masivo abandono del campo lleva a su interdicción, como más tarde se tuvo que prohibir el abandono de las ciudades. El intervencionismo descompone las reglas e instituciones que hicieron posible el florecimiento del espacio de libre comercio más amplio de la antigüedad. De él logró Roma su apoteosis, y por no comprender los requisitos que lo hacían viable, vía regulación e intervención, acabaron con él al tiempo que hicieron insostenible la permanencia del aparato organizativo imperial.

Saludos y Libertad!

21 comentarios leave one →
  1. lampuzo permalink
    septiembre 26, 2008 8:57 pm

    Hola YSH

    Como bien desarrollas en el post,-como una de la teorías que se manejan- de la caída del imperio romano es consecuencia de los efectos que enumeras.
    Bien.., la cuestión es que las causas-entre otras- de esos efectos son varias:

    – Cambios climáticos que tuvieron como efectos malas cosechas de cereal en Egipto.
    – La acaparación de oro por parte de una élite romana que descompuso el sistema monetario. (como tu bien describes)
    – Una especulación salvaje con el trigo (se compraban cosechas antes incluso de su siembra. (lo que obligó a una nacionalización en previsión de revueltas por hambre, como tú señalas)
    -La inestabilidad política y la corrupción en el imperio que permitó prácticas como las anteriormente descritas.

    Es decir.., Unas prácticas socio-económicas similares al actual sistema liberal.

    saludos,

  2. Torito permalink
    septiembre 26, 2008 10:44 pm

    Al actual sistema liberal??

    Desde cuando hay un sistema liberal? y Yo sin enterarme.
    Diras, al actual sistema de capitalisto de estado o estatista.

    Ojala hubiera un sistema liberal.

  3. lampuzo permalink
    septiembre 26, 2008 11:03 pm

    Hola T
    Como dice la aseveración: «En un mundo imperfecto -casi- es la definición exacta de todas las cosas»

    Yo también me apunto al liberalismo en un contexto de igualdad de posibilidades, información y recursos. Pero es lo que tiene.. que no me van a dejar.
    El concepto «libertad de oportunidades» es un mito, como la piedra filosofal ó la máquina de movimiento infinito.

    Saludos,

  4. septiembre 27, 2008 12:25 am

    Hablar de conceptos capitalistas como mercado sin precisar si había capitalismo en el imperio romano es contruir castillos en el aire. Al principio von mises dice que Carece de interés entrar aquí a precisar si la organización económica del Imperio Romano era capitalismo o no». Me parece que se equivoca de medio a medio, ya que si vas a enunciar una hipótesis económica no carece de interés saber qué sistema tenía el imperio romano que, desde luego NO era el capitalismo de libre mercado. El señor mises no parte de premisas falsa, simplemente al no querer aclarar el sistema de la antigua roma, no existen premisas y por tanto es mera conjetura sin base alguna.

  5. septiembre 27, 2008 11:17 am

    David, el sistema capitalista tiene unas características concretas, que acontecen históricamente y que no debe ser patrón exportable en el análisis de cualquier contexto. Mises vincula la comprensión histórica con la tenencia previa y utilización de una buena teoría económica. Eso es lo que él hace, y por ello prefiere no caer en el simplismo de extrapolar. Sencillamente maneja razonamientos y leyes económicas universales, las aplica a hechos históricos y trata de dar la mejor explicación posible. Esa es la labor del historiador, que como dijo Mises es aquel que mira al pasado con ojos de empresario.
    El Capitalismo no queda claro si empezó en las antiguas ciudades Estado italianas o de la ética Calvinista, sea como fuere, es un fenómeno europeo que se desarrolla en unos siglos concretos con expresiones y consecuencias que hoy podemos analizar en nuestro propio mundo.
    Hablemos de mercado, de Catalaxis, Cataláctica, de la ciencia de investiga os intercambios, de praxeología y de economía, no tanto de encajar cuatro ideas sobre el «capitalismo» en épocas anteriores a su surgimiento como tal. Muchas veces nos dejamos llevar por la idea historicista marxista, sus conceptos y defectos explicativos. La economía define capitalismo como propiedad privada de los medios de producción, siendo estos capital en la medida que tengan un precio de mercado, es decir, se exige mercado, pero no se especifica qué mercado, ni si este puede o no estar intervenido. El socialismo es propiedad pública de los medios de producción en un entorno sin precios, sin mercado libre. De ahí que lo entendamos como coacción sistemática e institucionalizada contra la función empresarial. Son conceptos con contenidos, sin analizarlos no cabe su manejo, menos aun en estudios históricos.
    Saludos!:)

  6. lampuzo permalink
    septiembre 27, 2008 12:57 pm

    El concepto de historiador por parte de Von Mises es muy respetable, pero a mi parecer es parcial y conduccionista. No debemos olvidar que la economía, como materia de estudio, forma parte de las ciencias sociales y no al revés. Se necesita un esquema social previo para realizar una proyección económica.

    Si extrapolamos la definición de capitalismo ó capitalita a que cualquiera que posea una herramienta fabricada por él,que es a lo que vamos y lo que intentamos, damos por sentando que el único sistema posible de relación comercial es la propiedad privada -cosa que no es cierto- y que va con la naturaleza humana -cosa que tampoco es cierto-

    Por otro lado, intentar justificar prácticas noliberales sobre una sociedad, como la romana, donde la mano de obra era esclava, deja evidencia de cual es la situación social de la que queremos partir.

    El mercantilismo, la ética Hansiatica y el capitalismo, forman parte de la evolución y la realidad social humana, pero son sistemas desfasados, caducos y tendenciosamente elitistas. y creo que estamos preparados- aunque muchos estén haciendo lo imposible, educacionalmente, para que no ocurra- para algo mas.

    Saludos

  7. septiembre 27, 2008 1:10 pm

    El historiador debe mirar al pasado con el menor tipo de ojos posibel. Solo con los ojos de un historiador, es decir, se mira pero no se toca. La historia como dijo maquiavelo es amoral y explica causas y consecuencias. Un empresario no se encarga de analizar las causas y las consecuencias de acontecimientos históricos. Hay que tener en cuenta muchas cosas en la investigación histórica, desde la finalidad con la que realizas la investigación como el análisis de las fuentes que casi siempre son parciales, al igual que el investigador, y luego tienes que apartar lo más posible esa parcialidad. Por todo lo cual yo no soy investigador histórico y me dedico a la docencia, leyendo lo que otros han investigado. Menudo rollo.

    • martin permalink
      agosto 25, 2010 9:31 pm

      No estoy de acuerdo. El historiador es igual que un medico y un abogado.

  8. septiembre 27, 2008 1:22 pm

    Lampuzo… se te ve el plumero, no lo puedes negar. Creo que las falacias marxianas e historicistas han quedado suficientemente defenestradas y refutadas por autores como Popper, Hayek, el propio Mises, Berlin, Leoni, y otros tantos que no he leído pero seguramente podrán darte una visión crítica sobre conceptos que manejas.
    Una cosa es estudiar la evolución social y otra muy distinta negar que existe una ciencia económica capaz de descubrir leyes de tendencia de aplicabilidad universal y atemporal. Menger (padre de la Escuela Austriaca de Economía) ya tuvo este mismo debate con la escuela histórica alemana de economía. Si te interesa, lee un poco sobre el tema (Methodenstreit).
    Como le contestaba a David, Mises no utiliza patrones sociales específicos para estudiar las causas del declive clásico, sino que aplica leyes económicas que son idénticas para toda época, que se cumplen siempre que se den sus presupuestos y sobre las que no cabe crítica historicista alguna.
    David, te recomiendo el libro de Mises, Teoría e Historia; es indispensable para profundizar en su método y fundamentos epistemológicos respecto al estudio historiográfico.
    Saludos!

  9. lampuzo permalink
    septiembre 27, 2008 3:41 pm

    Vamos por partes YSH,

    Las teorías marxistas no son una falacia, son eso, teorías socio-económicas, de las que nadie, con criterio, puede negar la veracidad de sus aseveraciones – situación social tras la revolución industrial-. Ahora bien, se puede estar o no de acuerdo con sus conclusiones, interpretaciones ó aplicaciones políticas posteriores.

    En cuanto a Menger, nadie duda que partiendo de las premisas que utiliza y que excluyen parámetros sociales, se pueda realizar una correcta teoría sobre el comportamiento de la economía, pero, siempre, dentro de esas premisas. Es decir, si tu postulas que cuando se interviene, por ejemplo, sobre las masas monetarias, «se produce una desvirtuación del mercado y procesos inflacionistas» y esto se corrobora mediante estudios empíricos, nadie, con criterio, va a negarlo, pero eso no es óbice para que no se considere al sistema como elitista, injusto y caduco que es otro tema.

    En cuanto al «historicismo», aseveración que aquí y ahora no entiendo, si nos refererimos a la interpretación histórica conductiva, eso ya ha quedado para planteamientos decimonónicos. La Historia, actual, como ciencia, no tiene nada que envidiar, en cuanto a rigurosidad, con cualquier otra actividad científica humana.

    El problema reside, como dicen en Castilla, cuando mezclas ovejas churras, con merinas. es decir: «Neoliberalismo con igualdad ó mejora social»

    Saludos,

  10. septiembre 27, 2008 4:25 pm

    ok

  11. septiembre 27, 2008 4:26 pm

    (ok, porque veo que no hay nada que discutir, las posiciones están claras)

  12. lampuzo permalink
    septiembre 27, 2008 11:39 pm

    Estoy de acuerdo contigo,YSH, pero intentemos ser consecuentes con nuestras posiciones y no las enmascaremos con discursos populistas.

    Saludos y gracias por permitir expresarme,

  13. septiembre 28, 2008 2:04 am

    La imagen de la maqueta de Roma está invertida.

  14. lampuzo permalink
    septiembre 28, 2008 11:45 am

    No te preocupes.., para el próximo post de diseño inteligente, te esmeras y punto.

  15. febrero 4, 2009 9:06 pm

    Bueno yo uqeria comentar que esto es una porquria…No me gusta la historia..me meton en estas paguinas xq me obligan xq si fuera por mi mi vida seria ver tele y dormir..ahhh y el chat..!!
    jeje.!!
    y yo tambn me apunto en el liberalismo..!!

  16. febrero 4, 2009 11:00 pm

    Jaja, muy bien majo, jeje, espero que te sirva para hacer algún trabajo o algo, para eso estamos. Sigue así!
    Un Saludo!

  17. ¡¡QUE FALLO!! permalink
    abril 12, 2009 8:53 pm

    En el mapa que publican junto al texto pone que en el antiguo Imperio Romano habían zonas donde se producía MAÍZ principalmente (Egipto, Sicilia, PENÍNSULA IBÉRICA…)

    O es un error y querrían decir cereales en vez de maíz, o el imperio romano tenía importantes contactos con las culturas mesoamericanas y andinas.

    BUEN CLIMA GENTE 😉

  18. Edu permalink
    abril 12, 2009 9:09 pm

    acerca de la caída de la cultura clásica:
    La cultura clásica jamás calló o quedó relegada al olvido, es más, estas letras que estan leyendo provienen de la cultura clásica, y por tanto de la expansión del Imperio Romano, .
    Es más; Perdura en el Derecho, en la Religión, en la Literatura, y un largo etcétera.
    Lo que hubo en Europa y el norte de Afica desde el siglo tercero después de Cristo fue una sustitución de un Imperio por la fragmentación de este en numerosos reinos y una sustitución progresiva de la ciudad por el campo que perdudará hasta el siglo X-XI.
    Es una feudalización y descentralización que ocurre en todo Imperio, Estado o País en época de crisis.
    Perdura el Imperio en Oriente debido a sus mayores riquezas por su mayor actividad comercial.

    Recordemos que los territorios cedidos a los «Bárbaros» o pueblos germanos son concedidos por la propia Roma,y NUNCA el número de germanos será mayor a los latinos en estos territorios excepto hasta el siglo VI o VII, con excepciones en las fronteras septentrionales donde fueron utilizados para el reasentamiento y fijación de las fronteras.
    Las invasiones eslavas y asiáticas no perjudicaban a una Roma unida, sino ya prácticamente, a una serie de territorios autogobernados (prototipos de los futuros estados.)

  19. abril 12, 2009 10:27 pm

    !Que Fallo!, no me había fijado, la verdad, pero tienes razón, es una metedura de pata del que lo haya hecho.
    Edu, creo que Mises deja bien claros los términos en los que está hablando: intervención y crisis degeneración institucional.
    Saludos!

  20. Eduardo permalink
    abril 13, 2009 8:12 pm

    Me reafirmo en lo dicho, ya que el autor indica que específicamente»la maravillosa cultura clásica desapareció», yo lo que digo es que sencillamente se transformó en el germen de lo que actualmente son los Estados y Naciones europeas, tanto las de lengua latina, como anglosajonas.

    Transformación tras la crisis muy bien resumida en el texto, eso es innegable.Transformación económica, social y política, NO CULTURAL

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