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Eutanasia y lo que no es eutanasia

febrero 11, 2009

Murió Eluana deshidratada, según la autopsia. Se habla de eutanasia, pero en realidad lo que se hace es confundir conceptos. Siendo concisos podremos concluir que lo que se le ha hecho a esta chica, más o menos comprensible (no por ello ético), no ha dependido tanto de su bienestar como el de sus padres.

1. Suicidio asistido: el hombre decide libremente sobre la continuidad de su propia vida. Cuando no puede, físicamente, infringírsela a sí mismo (suicidarse), no tiene otra opción que pedir ayuda. En esta situación son los colaboradores necesarios, quienes le asisten en su suicidio, los primeros interesados en rodearse de todas las garantías posibles: testigos, fedatarios, declaraciones de voluntad incuestionables emitidas por el que pide ayuda…

2. Declaración de voluntad previa a la conexión para sostenimiento artificial de la vida, o inicio de tratamientos médicos del tipo que sea. Siempre que el afectado esté consciente, su voluntad clara, inequívoca e inmediata obligará a los facultativos o particulares que traten de curarlo o auxiliarlo.

Cuando como resultado de la lesión o la enfermedad pierda la consciencia, a priori, en la medida de lo posible, será obligado cumplir el deseo expreso y perfectamente subsumible a las circunstancias planteadas. En estos casos, aun existiendo declaraciones de voluntad en forma escrita o como fuera, la duda a posteriori radicará en su contenido y la adecuación del mismo a la situación concreta. Existiendo el deber jurídico de socorrer (que no tendría porque haber sido juridificado, ya que es un deber de tipo moral), caben conflictos de interpretación y problemas ulteriores para los auxiliadores, por hacer demasiado o no hacer nada.

Una vez que la persona afectada, inconsciente, es conectada y introducida en un tratamiento específico, aun cuando se conozca a posteriori su expreso deseo previo de no serlo en ningún caso, se genera una situación en la que prima la conservación vital del inconsciente sobre la anterior declaración de voluntad.

3. Paliar el dolor: en todo caso, ante personas inconscientes, en estado irreversible, presumiendo con certeza que no recuperarán el pleno uso de sus facultades  mentales como para decidir sobre su situación, cuando el dolor y el sufrimiento padecidos sean inhumanos, quien tenga a su cargo su cuidado, con todas las garantías y supervisión facultativa, podrá sedar al paciente hasta situarlo en niveles asumibles. Si esta sedación conduce a la muerte deberá entenderse como un coste inevitable de paliar el dolor.

Si el afectado está consciente, aunque previsiblemente deje de estarlo en poco tiempo, quien tenga información sobre su estado, deberá comunicársela, así como las posibilidades ulteriores. En todo caso la actuación del facultativo obedecerá a la declaración de voluntad libremente emitida por aquel. Si estuviera inconsciente desde el principio, idéntica información será transmitida a sus familiares y seres queridos, que en todo caso son quienes se encargan de su sostenibilidad, aun cuando deleguen en un facultativo. Nunca, salvo casos de total abandono, es el centro médico o el facultativo el legítimo decisor sobre el estado del paciente.

4. Eutanasia: en sentido estricto, caso extremo del anterior. Sufrimiento tan grave que exige la sedación hasta niveles incompatibles con la vida. En este caso la muerte es la “mejor alternativa” a una vida de terrible sufrimiento. Hablamos siempre respecto a inconscientes irreversibles. Es obvio que el consciente, dicho todo lo anterior, puede elegir qué hacer en cada momento.

5. Asesinato buenista: aprovechando la inconsciencia temporal o irreversible del paciente, se decide hacer o dejar de hacer todo lo necesario para sostener su vida. En estos casos la muerte representa el mismo dolor o sufrimiento que seguir con vida. Cabe plantear este asesinato buenista, tildado de eutanasia interesadamente, también ante personas con merma en su capacidad mental, discapacidades, senilidad o degeneración mental grave. Se decide de forma arbitraria que su vida no merece la pena, no es vida digna, no se les reconoce integridad, y de ese modo, se opta por su eliminación como la mejor o más buena de las soluciones. Puede tener carácter eugenésico o simplemente egoísta.

Saludos y Libertad!

9 comentarios leave one →
  1. febrero 11, 2009 3:39 pm

    Buen resumen, bien detallado.
    En el caso de los Anglaro, lamento tener que objetar que no te veo tan bien documentado como en otros temas, pues insistes en la idea de que la muerte de la chica convenía a sus padres. Con Google y un italiano básico podrías tener muchos más elementos en tu mano. Trataré de ser esquemático para no ser lo largo que acostumbro:

    1-El padre nunca quiso «matar» a su hija. De hecho, esperó casi una década por una recuperación (en contra, por cierto, de la voluntad expresada de la propia hija), antes de emprender las acciones pertinentes, y estas tuvieron lugar tras dictámenes médicos contrastados que decían que nunca se despertaría.

    2-En Italia (como en España) hay formas más rápidas y discretas de practicar la eutanasia si lo que quiere un padre es no tener que estar más tiempo al pie de la cama de su hija vegetativa. Básicamente, tres:

    A-Simplemente, mudarte a Holanda (las «familias vegetativas» italianas, y también las españolas, muestran una afición interesante por el aroma de los «polder»). Esta opción se la han recordado al señor Englaro en múltiples ocasiones, entre ellos su abogado, e incluso algún representante de la Iglesia (imagino que en suelo protestante no computan los pecados).

    B-La eliminación «discreta», previo pago bajo cuerda a algún profesional que haga este tipo de trabajos. Al parecer, cobran entre 300 y 6.000 €, según el grado de discreción, y si lo haces en el Sur (vía residencias controladas por la Camorra), parece que garantizan que nunca se va a enterar nadie.

    C-La más común en España, habitual en USA, y también disponible en Italia: anotas a tu pariente terminal a un estudio clínico muy ambicioso, en una clínica privada, donde te dan unas espectativas de supervivencia inferiores al 1%. En la clínica utilizan a tu ser querido por el bien de la ciencia médica, y experimentan con él «procedimientos paliativos» para el estado terminal. A veces, hasta te pagan.

    3-Como según Englaro, su hija no era (A) una fujitiva, (B) una criminal, ni (C) una rata de laboratorio, este padre tan «interesado» en quitarse de encima a su hija en coma acudió A LA JUSTICIA. Se ve que prisa no tenía. Sólo decir que la justicia Italiana es todavía más lenta que la española, y está todo dicho. Hasta que la justicia de dió la razón (y eso son 10 años, con lo cual se le ha empantanado bastante el tema para haber querido «descansar» del asunto), no hizo absolutamente nada para poner fin al sufrimiento de su hija.

    4-Aún teniendo en su mano la razón judicial, que validaba el derecho del padre a tomar la decisión de poner fin a la vida de su hija, buscó una vía que eximiese de culpa a los facultativos y, por supuesto, a la familia. Imagino que se esperaba cualquier cosa de los magníficos políticos italianos. No lo olvidemos, en Italia la eutanasia es delito, por mucho testamento vital que hagas (allí, como en muchos países, no tiene validez), eso le sirve al juez para entretenerse un rato.

    5-Se optó por la opción más legal, que no la mejor. Quizas habrían preferido un cocktail de medicamentos que «parase» a la chica, pero eso sería eutanasia, es decir, asesinato. Y sí, la dejaron morir de inanición, en 2009. Según sus médicos, incluso según las monjitas que la atendieron durante años (malas católicas ellas), la mujer podría haber muerto de una embolia en 2011, de un infarto en 2015, o ahogada por sus propias secreciones (esas que la obligaban a mantenerla en posición fetal para que no se ahogase) cualquier día que la auxiliar no la girase con la frecuencia debida.

    Ahora nos queda decidir si inanición duele más o menos, o es más o menos indigno, que la embolia, el infarto o las asfixia pulmonar. Al parecer, lo mismo, pues como persona en EVI, no sentía el dolor. Y también preguntarse ¿quién ganaba y qué ganaba manteniendola viva hasta 2020?

    Saludos extensos,
    El Pesado de Siempre

  2. febrero 11, 2009 3:53 pm

    Me glosas, no te das cuenta? 😉

  3. febrero 11, 2009 11:22 pm

    Es obvio. El padre no procuró precisamente una «buena-muerte» sino una muerte «con todas las de la ley» y con el menor perjuicio para los asistentes. Es lo que pasa cuando se busca tener o ejercer un derecho sin pensar en que puede atentar contra la vida o dignidad de la persona.

  4. febrero 12, 2009 12:20 am

    ¿ Depués de 17 años en coma la mejor alternativa era dejarla morir de hambre y de sed ? Algo funciona mal en la llamada raza humana y va más allá de una etiqueta cualquiera que sea esta.

  5. febrero 12, 2009 1:59 pm

    YSH: claro que me doy cuenta, esa era la intención.

    Guille: veo que no has leido nada de lo que escribí antes. Pero el señor Anglaro pensó, y mucho, en la vida de su hija durante casi dos décadas. Lo que hay que tener en cuenta es que esa chca iba a morir, antes o después, por algún procedimiento «natural». No iba a morir de vieja, moriría con un enfisema, un sepsis, un derrame cerebral… Muertes tan naturales como la muerte por inanición.

    Aa: esa era la mejor alternativa para no acabar en la cárcel familiares y facultativos. Y efectivamente, algo funciona muy mal: que no se regulen estas cuestiones para que se pueda hacer mejor que eso.

  6. febrero 12, 2009 4:48 pm

    Calro que si lo lei anonimus. El problema que tu mismo has expuesto es que el proceso iniciado por el padre habiéndose fundado en la intención de evitar el sufrimiento a su hija termina por ignorarlo. La muerte que se le aplicó fue una «muerte legal», no una «buena muerte». Ni siquiera se puede decir que era la menos dolorosa de las opciones pues como explica el post había otras vías no tan legales pero si más humanitarias y dignas.
    Aquí se revela la intención egoísta del padre que busco minimizar su responsabilidad recurriendo a un largo proceso sin considerar el menor sufrimiento para su hija. Lo suyo fue una «economía del dolor», no la busqueda de lo mejor que es lo que corresponde a nuestra humanidad.

  7. febrero 12, 2009 8:16 pm

    Lo que no veo es que Eluana haya salido ganando con esto, la verdad…

  8. febrero 12, 2009 11:05 pm

    Guille: si hubiese eutanasia regulada, no habría habido semejante problema. Pero nuestra sociedad es tan cínica que no permite ni siquiera tocar ese tema.

    YSH: quien ha salido ganando con todo esto es la Iglesia Italiana. Lee periódicos del país, y ya verás, ya. Eluana estaba en una situación en la que no podía ganar ni perder nada. Pero hubiese ganado lo mismo si la hubiesen dejado vegetal hasta que se muriese de «causas naturales». Recuerda que nadie, o casi nadie, muere de causas naturales. No se muere de vejez y, desde luego, Eluana no iba a llegar a vieja.

  9. febrero 13, 2009 12:11 am

    Solo se puede morir de tres formas: por voluntad propia, por voluntad de otro (también a solicitud del que quiere morir), o sin que medie voluntad alguna.
    Saludos!

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