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La trampa de la igualdad

febrero 22, 2012

Imaginemos a una mujer, titulada superior en un rama con gran demanda de trabajo, que se especializa y adquiere experiencia suficiente para sentarse frente a su viejo o potencialmente nuevo empleador y pedir determinadas condiciones salariales y laborales.

¿Qué sucedería si el Estado decide convertir en un «derecho» el logro competitivo de esta mujer, que ha sabido elegir sus estudios, que ha acertado al incorporarse en el mercado laboral, que ha adquirido experiencia, que es eficiente en su trabajo, y que por fin logra un estatus frente al empleador que le permite incorporar derecho a bajas remuneradas sin pérdida de categoría, reducción de jornada por maternidad, excedencias voluntarias, etcétera?

Hemos llegado a creer que los logros de unos cuantos, incluso de la mayoría, deben ser homologados como base para el resto. Los mal llamados «derechos sociales» no son sino una extensión artificial y coactiva de condiciones que determinados trabajadores, a partir de cierto límite de productividad y especialización, conseguirían “fácilmente” negociando con su empleador.

¿Cómo beneficia esto a quienes por su productividad o especialización no alcanzan dichas condiciones en el mercado? Muy sencillo y tajante: de ninguna manera.

Una mujer sin formación ni especialización, cuya aportación a la producción tan baja que resulta perfecta e inmediatamente sustituible por casi cualquier otro trabajador o trabajadora, nunca conseguirá superar cierto nivel salarial. Esto no debe verse como una desventaja, sino como una consecuencia inevitable de circunstancias personales y económicas. Pero sí tiene algo de positivo: en un mercado libre, sin barreras artificiales a la contratación y la fijación y aceptación de salarios y condiciones, esa mujer, aun cuando se quedase en el paro consecuencia de un embarazo, por ejemplo, tendría prácticamente garantizada su inmediata reincorporación en el mercado laboral en las mismas condiciones que tuvo antes de ser expulsada de él. Es decir, el trabajador marginal, en un mercado libre, encuentra trabajo mucho más rápido y fácilmente de lo que lo pierde.

Ahora vayamos a un mundo donde a esa mujer y a su empleador se les obliga a asumir los costes inherentes a las condiciones alcanzadas libremente por la primera mujer de nuestra historia. Obviamente la incertidumbre ante la posibilidad de una baja de maternidad, es un coste que, estando el empresario “forzado” a asumir, va en detrimento de la contratación de mujeres fértiles en competencia con los hombres. Eso, o dicho coste habrá de incorporarse restando del salario de toda mujer aparentemente fértil que oferte sus servicios al empleador. ¿Qué sucede si la susodicha trabajadora no es capaz de aportar a la producción el suficiente valor como para que tras descontar semejante coste, se cumplan el resto de reglas imperativas sobre salarios y condiciones laborales? Muy sencillo, directamente no será contratada.

Es decir, lo que al principio parecía una buena decisión (generalizar por ley las condiciones de la mujer más productiva), se ha convertido en la condena de las trabajadoras más débiles. Pero no se queda ahí el mal generado por esta intervención. El resto de mujeres, las que sí pueden asumir con su productividad este coste artificialmente añadido, entre otros, verán que aún así, despertarán muchas más reticencias a la hora de ser contratadas a medida que aumente la especialización del puesto, y a pesar de que crezca a la par su productividad. Esto, que en términos económicos y en un mercado libre sería absurdo para determinadas dedicaciones, en un mercado intervenido se convierte en estigma. Es decir, una cautela excesiva que induce al empleador a esquivar la contratación de mujeres fértiles cuando existen hombres en idénticas circunstancias profesionales y formativas.

¿Qué hace el Estado ante semejante panorama? Lo de siempre, redistribuir. Subvencionando la contratación de mujeres cree el legislador laboral que corrige las desventajas artificiales previamente generadas gracias a la extensión de “derechos”. Con bonificaciones de la cuota a la seguridad social lo que se hace es reducir el coste que el empleador soporta por contratar a alguien, es decir, el Estado tolera salarios inferiores por la puerta de atrás, a cambio de mantener el resto de condiciones. ¿Quién soporta el coste que ello comporta? Por supuesto, el resto de trabajadores, los que sí cotizan al 100%, que con su esfuerzo pagarán bajas y pensiones de aquellos que, por su menor productividad, y el sobrecoste arbitrariamente incorporado por las “conquistas sociales”, son incapaces de cubrirlos con su aportación a la producción de bienes y servicios.

Recapitulemos. Primero se trata de generalizar condiciones a golpe de mandato legislativo. Segundo, a la vista de la precaria situación en la que dicha intervención coloca a las mujeres menos productivas y especializadas, o cuyas circunstancias personales les impiden implicarse profesionalmente tanto como lo haría un hombre, el Estado decide subvencionar su contratación. Los resultados son también dos: primero se consigue que las mujeres fértiles acudan al mercado laboral estigmatizadas, muchas veces de manera injustísima. Esto compromete a las trabajadoras medias, y no tanto a las marginales, que es a las que se trata de ayudar sin que sientan para bien o para mal los efectos de la medida correctora. Será la trabajadora de productividad y especialización media la que más sufra esa estigmatización. Y segundo, dado que nadie regala nada, y sólo trabaja quien supera con su aportación al producto final el coste soportado por el empleador, sólo a través de subvenciones, directas o en forma de bonificación, lograrán un puesto de trabajo aquellos que se encuentren en el límite marginal de productividad. Es decir, los más productivos verán como una parte de su salario es redistribuida en forma de políticas activas de empleo.

Tendremos, mujeres injustamente tratadas, trabajadoras marginales perjudicadas en su potencial y libérrima flexibilidad, con salarios más bajos o directamente empujadas al desempleo, y por último, trabajadores y trabajadoras más productivos viendo sus salario neto reducido a costa de garantizar contratos a quienes el sistema, en su estricta aplicación, dejaría fuera del mercado.

Saludos y Libertad!

35 comentarios leave one →
  1. Pablo el herrero permalink
    febrero 23, 2012 12:24 am

    yosoyhayek, formidable análisis. Permíteme un poco de ironía.

    Deberías trasladar estas ideas a una tal Mato, actual reina de la igualdad feminista pptiana. Pues según todos los indicios parece ser que va intensificar aun más todas políticas feministas (des)igualitarias heredadas de la Pajín. Es decir, intensificará todas las políticas (fascio)feministas de discriminación positiva (y por tanto, de discriminación negativa para el resto). Aunque a tu post seguro que no le hará caso alguno.

    ¡Si es que los austriacos sois de un machismo….!

    Pablo el herrero

  2. febrero 23, 2012 8:20 am

    Imagina lo siguiente: la mujer es quien procrea en el genero humano. Sepa interpretar el mercado o no, sea competitiva o no. Eso las homologa.
    O sea que si eres buena en tu trabajo podrás tener mejores condiciones de maternidad que eres una profesional mal cualificada. Interesante.

  3. febrero 23, 2012 8:22 am

    Ojo que todo lo demás de la igualdad que dices coincido con ello. Pero la maternidad debe ir a parte.

    • febrero 23, 2012 12:25 pm

      Faltaría más. Lo que pretendo demostrar es que las mujeres en edad fértil, y en especial aquellas que deciden tener hijos, obtienen mayores ventajas en un mercado libre que en uno intervenido. Primero, porque las menos productivas o especializadas, recibirían salarios mayores lo que compensaría incluso posibles despidos por quedarse embarazada, y además, en cualquier caso, podrían reintegrarse rápidamente en el mercado sin merma alguna de su retribución, es decir, que se generalizarían bajas libres, contratos con excendencias no remuneradas, o remuneradas con reducción, por maternidad, etc. No necesariamente el empleado se beneficia despidiendo por esa causa, sino que es más probable que conserve el puesto de trabajo en condiciones que al final serán mucho más provechosas para la empleada.
      Y en cuanto a las mujeres más productivas y especializadas, desaparecería el estigma, sus salarios serían mayores, no estaría justificada en términos estrictamente económicos la desigualdad con sus compañeros, al menos no por la incertidumbre de una baja que, por su menor coste, se mutualizaría sin problema…
      Vamos, que la panacea de extender las condiciones de las más productivas y especializadas, resulta inocuo para aquellas, y perjudica seriamente a las que lo sean menos.
      Saludos.

  4. ignasius permalink
    febrero 23, 2012 12:23 pm

    David, muy interesante tu apunte. Tan solo las hembras productivas y con estudios pueden tener condiciones laborales adequadas. A las demás, se las condena al mileurismo, sin poder ahorrar, y a no poder parar de trabajar ni para tener hijos.
    Porqué?
    Pues por que en su día no estudiaron lo suficiente, ni supieron leer cuales serían las profesiones mejor remuneradas, ni por supuesto aprendieron a negociar como lo hacen otras (u otros).
    No digo que el autor esté equivocado, el post es interesantísimo, pero las casualidades por las que una mujer no estudia lo suficiente, ni puede tomar las decisiones correctas para hacerse competitiva, no son siempre casualidades sino a veces causalidades. Y como evitamos eso?Tenemos a todos los habitantes de España en su puesto óptimo?
    8-I.

    (Lamento el uso del método de reducción al absurdo para opinar, pero siendo un liberal de corte berliniano debo saltar como un resorte ante un discípulo de la escuela Hayek!).
    ;-D Buen blog.

  5. miguel.k.reilly permalink
    febrero 23, 2012 12:33 pm

    Claro.

    Y entonces el problema es que nadie se da cuenta de que los empresarios son sin excepción unas personas excelentes y buenísimas que, en un mercado libre, se verían lejos de la rabia de la imposición y darían a cada trabajador lo que merece con un sentido de la justicia encomiable pensando más en lo meritorio que en el máximo beneficio.

    Y, de ahí, el intervencionismo del estado el que enfada al empresario y le hace ajustarse como un guante sin pensar en nada más a los mínimos que el primero dicta, como por revancha, por despecho.

    Pero en un mercado libre todos tendríamos derecho a un trabajo de mierda, en eso sí que coincido plenamente con el texto. O a una exclavitud andando el tiempo. El tema no está en los méritos del trabajador, me temo, sino en quien tiene que reconocerlos.

    • febrero 23, 2012 2:37 pm

      Los empleadores, al igual que lis empleados, buscan realizar su mayor interés. Esto no les hace buenos ni malos a priori, simplemente competitivos. Los salarios tienden a subir cuando mayor sea el volumen de capital invertido per cápita. El trabajo es una mercancía y como tal tenderá a aumentar su precio por las mismas reglas que operan para cualquier otro factor productivo. Los empleadores compiten entre sí por atraerse trabajadores y así su salario crece. Es una falacia que el capitalismo, per se conduzca a peores condiciones de trabajo. Mira a tu alrededor, dos siglos refutan lo que ya en teoría puede explicarse como falso.

      • febrero 23, 2012 5:29 pm

        Miro a mi alrededor, el capitalismo rampante siempre engendra crisis rampantes.

  6. miguel.k.reilly permalink
    febrero 23, 2012 3:20 pm

    Dos siglos en los que no podemos perder de vista los movimientos obreros, los sindicales y el intervencionismo del estado. Utilizar estos dos siglos como ejemplo de que el capitalismo en un estado de mercado libre empleador conduce a mejorar las condiciones de trabajo es tremendamente tendencioso. Es como lo de la arañita que cuando le arrancas la octava pata se vuelve sorda.

    • Bastiat permalink
      febrero 23, 2012 5:10 pm

      Miguel, el mejor caso lo tenemos allí dónde no han habido sindicatos…. ni capitalismo. Los países comunistas son, estoooo… , eran un buen ejemplo de la incapacidad de crear riqueza y de sociedades donde la libertad, cualquier libertad, hasta la de poder huir, recuerda que el Muro de Berlín no era un muro defensivo sino una cerca para impedir la salida, estaban eliminada.

      Si hemos de comparar…..

      • miguel.k.reilly permalink
        febrero 23, 2012 6:04 pm

        Estaría bien hablar de las cosas de una en una. De todo pero de una en una. Si tu comentas que los dos últimos siglos hablan de las bondades del capitalismo para mejorar las condiciones de los trabajadores, yo te respondo que el análisis no es limpio porque en el entorno se incluyen movimientos obreros y sindicales y regulaciones del estado en materia de empleo, y entonces tú recoges la manta y me hablas de los paises comunistas y de la libertad de movimientos…

        Pues ya me he perdido en el tema, era el capitalismo y las condiciones laborales en función de la regulación legal, pero ahora estamos en Alemanía y la no posibilidad de saltar el muro… Estoy interesado en todos esos temas, pero creo que meterlos juntos en la sartén siempre da como resultado un revuelto. Rico, pero no muy cristalino ni ordenado.

        ____________

        Yo no estoy comparando nada, no sé qué significa tu frase «si hemos de comparar» como si yo te hubiera conducido a ello. Simplemente digo que el capitalismo en una situación de mercado libre de empleo no ha demostrado nada, porque nunca ha existido.

        Y, sin embargo, puestos a hablar de otras realidades dentro del mismo sistema, los paises con menos intervencionismo que más se pueden acercar a una situación desregulada (los asiáticos, por ejemplo), no se distinguen por una especial preocupación por el trabajador, ni por jornadas coherentes y medidas ni por una especial atención a la seguridad laboral o la preocupación por el entorno. Las empresas llegan, agarran un país con sueldos de risa y cuando los trabajadores se organizan y exigen sus derechos se largan a otro país, creando diminutas pompas de jabón de pseudoriqueza que dura lo mismo que tarda una empresa en encontrar otro pais de pringaos menos regulado.

        ____________

        Y el comunismo no es la solución, pero ¡yo no he apostado por él en ningún momento! ¡Nunca he dicho que quiera el comunismo, yo sólo he hablado de un capitalismo muy regulado y vigilado! Sacarme de ese sitio para ponerme en el que te conviene no sé si es una buena estrategia, pero desde luego no es correcta.

        _____________

        Miguel, el mejor caso lo tenemos allí dónde no han habido sindicatos

        Es una forma impersonal, allí donde no ha habido sindicatos. Cuando el verbo haber se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, funciona como impersonal y, por lo tanto, se usa solamente en tercera persona del singular.

        Y chirría menos.

        Saludos.

      • Bastiat permalink
        febrero 23, 2012 11:33 pm

        Gracias por la corrección Miguel…. a veces me dejo llevar por la pasión de aporrear el teclado.

        Dicho esto yo no voy a negar la existencia de esos movimientos y su influencia en el cómo estamos. Como tampoco voy a negar que en determinados países, gracias a la no existencia de sindicatos, China, Camboya, Vietnam…… las condiciones laborales no son ni por asomo como las nuestras.

        ¿Gracias a la no existencia de sindicatos o a la no existencia de un estado de derecho que defienda los derechos individuales? Digo esto porque lo cierto es que en esos países si alguien debería de estar protegido deberían ser los obreros….. ¿No son la personificación de la dictadura del proletariado?

        Y con esto no quiero decir que tu alabes el comunismo ni que lo pretendas, si no que cuando alabas el papel del movimiento obrero ignoras que el problema fundamental en las condiciones de trabajo no están en la ausencia de regulaciones por parte del estado sobre el cómo llevar a cabo todas y cada una de las tareas imaginadas o imaginables, sino en el cómo ante un daño se exige y se obtiene reparación.

        El caso ese tan pintoresco que dicen se da en los EEUU de los abogados a las puertas de los supermercados por si alguien se tropieza por una mala colocación de los estantes o la humedad en el suelo. Un daño, una respetabilidad. Así igualmente se avanza.

        Por tanto, cierto, ha existido un movimiento obrero que ha logrado muchas mejoras…….. Bueno. Muchas coacciones sobre la libertad de contratación o de empresa, también ¿no? Pero… ¿hubiera podido ser todo de una manera distinta en el momento en el que la justicia, y el estado de derecho implicado más en la defensa de los derechos individuales que en lograr derechos/privilegios colectivos hubiera funcionado adecuadamente?

        Sinceramente yo creo que sí. De manera más eficaz y mucho más justa. Pero eso, desgraciadamente, viendo la historia, sólo puede ser considerado una posibilidad no concretada. Pero viene a refutar tu idea de que lo logrado no podría haberse logrado igual o mejor de otra manera.

    • pravda permalink
      febrero 23, 2012 5:12 pm

      En el último de estos dos siglos hemos podido observar perfectamente cómo los movimientos obreros, sindicales y un estado descomunal se cargaban la vida de millones de rusos, chinos, cubanos, camboyanos, coreanos, etc.

      Anda que no hay que tener relaños para adjudicar a los elementos anticapitalistas las virtudes del capitalismo y obviar el nefasto y demostrado fracaso del socialismo que esos movimientos e instituciones pregonan.

      Y es que lo que sí que suena a lo de la sordera con la mutilación de la última pata de la araña es ese manido mantra «progre» de que lo bueno del capitalismo sólo proviene de ponerle límites y palos en la rueda… ¿no te parece?

      No obstante, conozco unos cuantos liberados del socialismo que te podrían explicar las bondades del sistema que les ha .odio la existencia durante 70 años. Te encantará escuchar qué claritas tienen las ideas y en qué alta estima la libertad que tus movimientos e instituciones cercenan.

  7. febrero 23, 2012 5:30 pm

    Aha, se te han colado comunistas!!!!

  8. peter permalink
    febrero 23, 2012 6:40 pm

    Dos siglos de capitalismo dice el tipo. ¿Qué tendrá que ver el de los inicios del XIX con el de ahora?

    El movimiento obrero ha logrado lo que tenemos hoy en buena medida. En caso contrario, ese mercado libre mitificado seguiría funcionando como en época de Oliver Twist.

    Leyendo al señor me parece estar viendo a algunos de esos personajes de Dickens o de la escuela de Manchester versión radical (ni Stuart Mill llega a estos extremos). Lógicamente el tipo tendrá su buen sofá y buena calefacción. Gracias a Dios las gentes de esa ralea no ha marcado la evolución histórica en las últimas décadas, veremos en el futuro.

    • febrero 23, 2012 8:16 pm

      Entiendo que te pueda costar entenderlo, pero las condiciones de trabajo de la mayoría de nosotros no le deben nada al conflicto social, sino a la propia dinámica del mercado de trabajo. Igual que Ford no pudo esclavizar a la industria del caucho o del acero, lis trabajadores tienden a mejorar sus condiciones de trabajo a medida que aumenta su productividad y especialización. Lo que sucede en una economía desarrollada es que una mejora general en estos aspectos redunda con especial intensidad en aquellos oficios que no mejoran su productividad o cuyo grado de especialización no ha variado desde tiempo inmemorial. Bienvenido a las virtudes del capitalismo frente a la economía de subsistencia o el fracaso socialista.
      Es lo que te rodea aunque tus prejuicios y sofismas te impidan comprenderlo. Pero no desesperes, si quieres, puedes. Ánimo!

      • peter permalink
        febrero 24, 2012 6:07 pm

        El elitismo de salón se compagina con el desconocimiento de la historia y el amor por el liberalismo salvaje del que mira desde arriba.
        Repase usted la historia del XIX y del XX y me cuenta si los movimientos sociales no han tenido ninguna importancia en los cambios producidos en las relaciones laborales. Me da que le dará igual pues dominado por el dogmatismo neoliberal de 3 o 4 autores idolatrados no lo vamos a sacar de ahí.
        Es práctica habitual del dogmático acusar al otro de serlo.

        Y para el sujeto, por lo que veo, sigue siendo igual el capitalismo de la Revolución Industrial que el de la 2ª mitad del XX. Y me saca a pasear el socialismo (cuya amenaza por cierto también influyó en el mercado laboral europeo de posguerra).

        Me encantan estos sujetos. Son altuserianos pero del revés.

      • Bastiat permalink
        febrero 25, 2012 10:52 am

        Peter… tengo que darte la razón, “Es práctica habitual del dogmático acusar al otro de serlo.”

        Por eso aquí nos gusta que nos aporte argumentos, para rebatir argumentos y no frases hechas o historias dadas por ciertas sin ninguna base.

        Sobre todo cuando aquí no hemos dicho que los movimientos ni sociales ni el socialismo haya tenido nada que ver en el mercado de trabajo, si no que sus efectos se están viendo ahora cono ineficaces ante un mercado muchos más amplio en el que la esencia del mismo, la competitividad, el tratar de ofrecer más productos a la mejor relación calidad/precio, que el cliente demande serán, como ha sido siempre la clave de la supervivencia económica de las personas primero y de las sociedades, los estados y las naciones después.

        Eso es así.

        Y la crítica que hace el autor de este blog es que las legislaciones igualitarias que pretenden extender los privilegios o logros que obtengan determinados actores en el mercado laboral no se pueden extender a todos los demás porque las circunstancias tanto de partida en el plano individual y en el momento y entorno concreto en el que se mueva y en el que quiera participar serán siempre distintas.

        Y establece que en un mercado más libre aquellos que son fácilmente sustituibles por su poca especialización, las mujeres paridas, encontrarán igualmente más fácilmente trabajo. Y aquellas cuyo conocimiento sobre la tarea que realizan es superior, por su especialización tienen, paradójicamente más dificultades porque el someter a la empresa a su ausencia durante largos períodos de tiempo, obligando en muchas ocasiones buscar sustituto, hacen que su valor como trabajadoras simplemente sea menor.

        Eso es así por el mero hecho natural de que las mujeres son las que paren, si es que no abortan antes, claro, y como eso es así eso tiene naturalmente un reflejo en el mercado laboral.

        Hay circunstancias distintas para distintos ámbitos y personas. No es difícil de entender.

        A parte de todo esto…. ¿cuál es tu argumento?

  9. ignasius permalink
    febrero 23, 2012 11:06 pm

    Entiendo lo que pretende el autor. Esto es: Que las reglas de un mercado laboral regulado mínimamente trabajen por sí mismas en beneficio de el mayor número de personas. Encomiable, y no seré yo quien le niegue su punto de vista. Se habla mucho del contrato único y me parece bien.
    Yo incluso añadiría el convenio único y la entrada del 100% de los funcionarios dentro del régimen general de los trabajadores.

    Creo que los sistemas flexibles son el futuro, y que los intervencionistas no han conseguido nunca aquello que se proponían, pero hay que legislar. Hay que legislar, y corregir en el tiempo porqué las necesidades de principio de siglo no son las mismas que las necesidades de hoy. Y hablo sólo del siglo XXI.
    Cualquier sistema debe ser reformable en un número àmplio de variables, cuantas más mejor, y con los intereses de los grupos de poder bien explicados, los individuos entenderan mejor bajo qué corrientes intentan nadar y actuar en conseqüéncia.

  10. Bastiat permalink
    febrero 24, 2012 9:52 am

    Otro error de teclado.

    Donde dice: «Un daño, una respetabilidad. Así igualmente se avanza.»

    Debe decir: «Un daño, una responsabilidad. Así igualmente se avanza.»

  11. Violeta permalink
    febrero 24, 2012 12:38 pm

    Das por sentadas muchas cosas que no son verdad, por ejemplo, que es más fácil volver a trabajar que perder un trabajo para una mujer que ha dado a luz (trabajadora marginal), o que la primera mujer de la historia no está siendo ya discriminada a pesar de su valía, por una discriminación estadística que afecta a todas las mujeres por el hecho de que pueden ser madres, independientemente que lo llegue a ser en algún momento …

    • febrero 24, 2012 2:11 pm

      No he conocido a ninguna mujer con mi especialización que cobre menos que yo, y no tengo noticia sobre lo contrario en otros ámbitos profesionales. No conozco a ninguna mujer que se haya quejado de ello. No sucede en las grandes empresas, tampoco en la administración, y me temo que tampoco en medianas y pequeñas empresas de cierta calificación. En todo caso me temo que los que denuncian la «desigualdad» salarial no tienen muchas veces en cuenta la dedicación del trabajador, su movilidad y flexibilidad. Eso se paga, pero no discriminando entre sexos, sino entre quien lo asume y quien no.

  12. ignasius permalink
    febrero 24, 2012 7:17 pm

    Desde luego el liberalismo auténtico empieza desde abajo. Siempre.
    Los movimientos sociales sí han tenido importáncia en las relaciones laborales, claro, pero no siempre han sido movimientos antiliberales, no?

    Lo de Althusser sí que ha tenido grácia.
    Me gusta cómo se insulta en este blog!

  13. febrero 28, 2012 3:06 am

    Voy un poco con prisas y me quedo con ganas de meterme en el debate, pero tendré que limitarme a dos pinceladas (o brochazos):

    1.-Distinguir entre empresarios(/capitalistas) y trabajadores(/obreros) es falaz y es caer erróneamente en la dialéctica marxista. Todos somos empresarios y el problema es la negociación entre individuos. No hay clases que conlleven un comportamiento diferenciado ni una manera distinta de pensar.
    Tal enfoque diferenciador sin fundamento da como resultado conclusiones erróneas y contraproducentes.
    Además, lo que más aleja al trabajador de capitalizarse es el dinero fiduciario y las cargas fiscales, osea, el gobierno. Esa institución que supuestamente busca proteger al débil contra el fuerte es quien le está impidiendo fortalecerse y negociar en igualdad de condiciones. Al tiempo que mantiene como fuertes no a los más competitivos, sino a los más amigos…

    2.-Lo que perjudica a la mujer es la legislación, no el empresario. Es la cantidad de costes añadidos y complicaciones burocráticas lo que margina a la mujer fértil en el mercado laboral. De haber libertad para negociar las condiciones nadie se negará a buscar una salida satisfactoria para las partes que salen ganando de la relación. Pero cuando esa relación conlleva que se te aplique una posición inferior por ley que te acarrea pérdidas…, es lógico tratar de evitarla.
    Y fuera de ese punto no existe más discriminación. Así pues, sin el marco legal actual la situación mejoraría. Y si fuera verdad que las mujeres cobran menos, todos los trabajos serían primero para las mujeres…

  14. marzo 30, 2012 11:04 am

    Tienes una imaginación muy vívida. Pongámonos en un caso intermedio. Si a es una persona enormemente cualificada y, por ende, capaz de poner sobre la mesa del empleador condiciones al gusto, y c es una persona sustituíble (luego me referiré a c pero vayamos por partes) dirijámonos a la persona b, que es una personita ni muy ni poco cualificada. Esa personita no imprescindible (nadie lo es, pero digamos que hay niveles) si resulta ser mujer pues no va a gustar tanto a un empleador. Lógicamente, si hay un varón al que la fertilidad no impide trabajar con discontinuidad ese empleador va a optar por él. Pero es mejor obviar a un cuerpo grande de trabajadores, no?
    En cuanto a la persona c, los trabajos poco cualificados no hacen que un empleador no emplee a una mujer o no. Suelen ser empleos tradicionalmente desempeñados o por hombres o por mujeres, no nos engañemos. Y así se acepta. Es decir, esas personas poco cualificadas seguirán desempeñando sus empleos.
    Ahora bien, las mujeres tipo B (por seguir con la clasificación) salen pésimamente paradas si no se interviene. No pueden exigir nada y se encuentran con que, o no les cogen (decantándose por sus homólogos varones) o les echan a la primera de cambio (embarazo, postembarazo?). También son sustituíbles y por ello no pueden ponerse con toda su cualificación sobre la mesa para imponer condiciones al empleador.
    Que el mercado esté menos intervenido beneficia, sin duda, y permite que perder un empleo, en un mercado más dinámico, permita encontrar otro. Pero si el colectivo mujeres sale (y lo hace) perjudicado porque los empleadores consideran que es un estorbo emplear a mujeres algo habrá que hacer. Para ello existen determinadas políticas, para corregir lo que estos empleadores enguetadores acaban haciendo.
    En qué círculos te mueves, Yosoyhayek? Paséate por las cúpulas de las empresas y verás que no abundan las féminas. Eso tiene su explicación, claro. Lo de los salarios es muy clarito, si una mujer obtiene un trabajo ganará lo mismo que su homólogo en el mismo puesto (ya se encargarán de que no haya mácula en ello) pero la cuestión es cuántas mujeres acceden a qué puestos. Eso, claramente, no lo contemplas en tu análisis.
    SI no se interviene se llegará a una paradoja: la de mermar la libertad de las mujeres. No esperemos que de modo natural un empleador opte por una mujer para determinados puestos (hay mucho que decir con respecto a la psicología de las decisiones, pero así es). Esa ofensa, ese atentado, esa injerencia bochornosa y horrible…..tiene su porqué.

    • Bastiat permalink
      abril 9, 2012 12:17 pm

      ATR…. si una mujer de nivel medio no obtiene trabajo es porque su coste de reposición es mucho más alto que el de un hombre.

      Hay una parte del mercado laboral en el que la mujer está mucho mas representada, incluso en puestos directivos, que los hombres…. en la Función Pública.

      En ella, tanto en tareas administrativas como en sanitarias o educativas, las mujeres gozan intensivamente de todos los privilegios que el Estado ha ido creando para tratar de “igualar” su labor con la de los hombres…. insisto que hay mas mujeres que hombres….

      Pues bien, en el momento en el que una mujer se queda embarazada, sobre todo en la sanidad y en educación, y este último lo conozco de primera mano, es sustituida en cuanto el médico…. (y algunos son de mano suelta a la hora de firmar bajas) determina que no debe seguir trabajando. Por ilustrarlo con aquello que conozco, al ser una baja de larga duración, se le busca un sustituto para realizar su labor, enseñar a los hijos de otros, de manera que no se queden sin el servicio público. Cómo el sistema hace que los puestos a cubrir por bajas se realice mediante una bolsa de trabajo que hay que seguir de manera estricta puede ocurrir, como muchas veces ocurre, que la persona que vaya a cubrir esa baja sea una mujer que igualmente esté embarazada………… con lo cual esa baja se cubre otra vez por otra persona. Es decir, para un mismo puesto de trabajo tenemos con que se están pagando legalmente, por imposición legal, tres sueldos……

      Eso no lo puede hacer la empresa privada.

      Y me dirás… “Ya es casualidad que quien vaya a cubrir la primera baja también esté embarazada”…. Pues no. Es la norma. Si se hiciera un gráfico en el que se vieran las bajas por paternidad en la educación pública se vería cómo hay unas fechas en las que se produce un repunte muy significativo de dichas bajas. Son entre enero y marzo esos meses. ¿Por qué? Porque si se añaden los meses de baja maternal a los meses de vacaciones obtenemos que una maestra que haya conseguido convencer al marido a una intensidad sexual adecuada en el momento justo pueda acabar teniendo un periodo de vacaciones pagadas de hasta ocho meses dependiendo del tiempo que se tome antes del parto por prescripción facultativa…

      Esa es la razón por la que la persona que fue a cubrir la primera baja estaba embarazada… bueno y por hacer hecho lo que se tiene que hacer en estos casos… claro.

      En el caso de la pública a costa de todos los ciudadanos que pagan tres sueldos, y esto es un hecho verídico muy cercano, que conozco bien, pero que en el caso de la empresa privada aunque dicho coste lo pague la seguridad social, el sueldo de la primera baja, nadie se arriesgaría a contratar a otra embarazada o embarazable, el conocimiento de esa persona de nivel medio en su puesto de trabajo es difícilmente sustituible.

      Es decir, un privilegio (no un derecho) acaba perjudicando a la mujer porque el ejercicio de dicho privilegio se hace acosta de otros.

      No es sólo una cuestión psicológica…. es cuestión de números…..

  15. abril 10, 2012 9:34 am

    Lo que dices es falso. Estoy en la función pública, he estado embarazada en dos ocasiones, y ninguna de las cosas que has mentado se ha cumplido. Ni el médico ha tenido la máno ágil al firmar la baja, ni mi puesto ha sido cubierto durante la baja (ni por una embarazada ni por otra persona que no lo estuviese), ni me he podido coger tanta baja como he querido (no he podido sumar mis vacaciones a la baja)…NO todos los jefes en la función pública son iguales. También se funciona por diálogo y por pacto.
    No siendo esto una loa de la función pública (de la que no soy muy amiga, te lo aseguro) he de decir que si las mujeres, por concurso público (y no por dedazo) copan más puestos en la administración es una cuestión de estudio y mérito. Te recuerdo que los exámenes son anónimos.
    Las empresas no atienden a estas cosas. Dependiendo del grado de especialización a un empresario no le va a gustar emplear a una mujer si puede echar mano de un hombre. Si esa persona está altamente cualificada lógicamente, su sustituibilidad es menor y no le pesará tanto emplear a una mujer. Incluso, esa mujer podrá imponer condiciones como base para ser contratada. Eso no es infrecuente. Pero la inmensa mayoría de las mujeres, que no tienen una cualificación especialmente elevada, salen perdiendo. He oído tonterías del tipo: que la mujer pacte con el empresario cuándo le conviene a éste que ella tenga los hijos, que la mujer traiga a su retoño al lugar del trabajo y lo amamante allí…Si se habla desde la relativa ignorancia se dicen tonterías. Una política no proteccionista dejaría como está a la gente muy especializada, y jodería a las mujeres en edad fértil. Pero bueno, hay quien dice que lo uno (política proteccionista) es un atentado contra la libertad y lo otro (que las mujeres acaben no empleadas) no lo es.

    • Bastiat permalink
      abril 10, 2012 11:29 am

      No ATR. No es falso. Mi hija ha tenido en el plazo de quince días tres profesores, la de plaza fija, que se quedó embarazada y el médico le dio la baja, no sé si antes de lo normal o pasado lo razonable, pero la baja por embarazo. La sustituta…. que a los diez días se dio de baja …. por embarazo, no sé si antes de tiempo o pasado lo razonable… y el que tiene ahora…. Hombre.

      No te sientas ofendida por mi referencia a la función pública. Simplemente digo que esos privilegios que se os otorgan a las mujeres van en contra misma de vosotras salvo en la Función Pública. Por supuesto que si una mujer obtiene su plaza en oposición sin dedazo, cosa desgraciadamente no rara, no sólo para mujeres, no te alteres, sino que se usa la Función Pública como acomodo para mucho “pariente”, tiene todo el derecho a ejercerlo como corresponda a la ley. Pero lo que en la Función Pública sí es posible que ocurra, el que un mismo puesto de trabajo esté cubierto por tres trabajadores, dos de baja, en la empresa privada no lo es.

      Y eso es así.

      Desgraciadamente tengo que insistir. Los hombres no tenemos la culpa que la Diosa Naturaleza os haya otorgado la Gracia de engendrar en vuestro seno a las generaciones futuras de los seres humanos, de este animal superior, según dicen y que ello lleve aparejadas cuestiones físicas, fisiológicas, médicas y laborales distintas, distintas, a las de los hombres.

      Pretender que dicho proteccionismo es la solución es otorgar a la ley méritos que no tiene.

      Es lo que hay. No es machismo…. Es pura naturaleza.

    • abril 10, 2012 6:23 pm

      Veo que no has comprendido nada. Baja esos humos y revisa tus argumentos, y los míos, porque es muy probable que te des cuenta de que te estás equivocando en casi todo.

      • Bastiat permalink
        abril 10, 2012 8:25 pm

        ¿A quien te refieres…… hayek???

      • abril 10, 2012 9:40 pm

        Respondía a ATR

  16. abril 11, 2012 11:53 am

    Bastiat, el abuso sucede cuando se conjugan defectos estructurales e inmoralidad de la gente. Tus acusaciones me parecen infundadas y un tanto excesivas. Realmente no culpo a LOS HOMBRES de A o B por odio a ellos. Las oposiciones se aprueban o no se aprueban, seas mujer u hombre. Una desgracia lo de las sustitutas de tu hija, pero yo he tenido sustitutos y jamás me sucedio tal cosa.
    A Yosoyhayek, tu enigmática frase no responde a mis cuestiones. Cuando lo hagas y me bajes los humos con tu iluminadora respuesta te dejaré en paz.

    • Bastiat permalink
      abril 11, 2012 12:16 pm

      ATR, que el asunto no va ni contra las mujeres que aprueban las oposiciones ni a si hay o no abuso. Lo que digo es que lo que la ley pretende, la igualdad de la mujer frente al hombre en el mercado de trabajo no se puede cumplir bajo ningún concepto salvo en la Función Pública, en el que tanto el coste, es decir, con el dinero el de todos, cómo las posibilidades reglamentarias si que lo permite y lo impone.

      En la empresa privada no.

      Y no en la medida en que o bien se es una profesional muy capacitada a la que merezca la pena reservarla un puesto de importancia, o bien que sea una puesto de baja cualificación en el que da igual quien esté. En los niveles medios dónde el cocimiento sobre la tarea a realidad es fundamental, pero la oferta de trabajo variada y extensa…. La elección siempre será sobre aquella persona que, en principio, tenga menos posibilidades de faltar de manera natural, por embarazo, al trabajo.

      Creo que es eso lo que se te quiere decir con el “no te ofusques”

  17. abril 12, 2012 8:37 am

    Me temo que esto es inaceptable para las mujeres y por ello, habrá lucha (entiéndaseme, no en las trincheras). Así se conseguirá que lo que el mercado tiende a enguetar (no es acaso también un atentado contra la libertad, un paradójico atentado contra ella?)al fin se libere.

    • Bastiat permalink
      abril 12, 2012 12:34 pm

      Lo que te estamos diciendo no es en ninguno momento que creamos que esté bien o que esté mal. Simplemente que es así.

      Si te he comparado la situación entre la empresa privada y la Función Pública es para que veas cómo sólo en determinadas circunstancias, cuando la rentabilidad económica importa menos que la función social, se puede hablar de verdadera igualdad de oportunidades. Y además, como ejemplo, del cómo una legislación igualitaria, es decir que otorga privilegios a una parte frente a otra parte, acaba produciendo efectos negativos para el sistema en dónde se implantan.

      La libertad exige. Ese es el principal problema que tenemos los liberales, hacer entender que ser libre exige, responsabilidad, respeto por los demás y comprender que nuestra libertad, la de buscar un empleo no puede suponer la obligación de otro dárnoslo y ni tan siquiera otorgando mejoras o privilegios para la contratación puesto que ello lleva a desajustes e injusticias peores de manera que se crean situaciones de descontento iguales o superiores que aquellas que se quieren evitar.

      Es que es así.

      ¿Se puede buscar una solución al problema……?????

      Si. Hacer realidad el Mundo Feliz de Aldous Huxley.

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