E. Aguirre: una peligrosa representante del Tea Party en España

Prisa y Mediapro hacen piña en su obsesión por descalificar al Tea Party, tachándolo de grupo ultra y peligroso de extrema derecha. Y qué mejor para que el mensaje cale entre los españoles, ignorantes en su mayoría de lo que representa esta facción del Partido Republicano en los EE.UU, que ponerle rostro y nombre propios. La lideresa, la pérfida presidenta de la CAM, arrogante, crecida y déspota Esperanza Aguirre, esa mujer rubia y pepera, niña bien con pulseritas de pija y un brazalete con la enseña nacional… Esa es la imagen que explotaron el otro día durante la entrevista que Ana Pastor le hizo a Aguirre en los Desayunos de la 1. Planos de sus muñecas, interpelación feroz y una pregunta clave: ¿se siente usted representante del Tea Party en España? A lo que Esperanza respondió como responden los políticos cuando no quieren decirlo todo o no saben exactamente las implicaciones de una respuesta tajante, en sentido afirmativo o negativo: si el Tea Party supone defender “más nación”, “menos impuestos” y “menos y intervención”, claro que sí. Abierta la veda todos los medios izquierdistas, y alguno que otro conservador, pero de esos que se empeñan en no parecerlo, centraron su punto de mira sobre la presidenta madrileña, dando relevancia a las informaciones relacionadas con la facción ”ultra” del partido republicano.

Tuvo Aguirre que explicarse y poner una salvedad aprovechando un chat con lectores de El Mundo.es, reafirmando su disconformidad con el carácter homófobo que muchos de los representantes del Tea Party hacen gala en sus campañas y declaraciones. Por lo demás, se reafirma en la consigna de más nación, menos impuestos y menos intervención. Si analizamos las cuestiones que le plantearon a Esperanza en el chat, no parece tan fiera ni tan ultra la candidata a ser representante de los radicales derechistas híperconservadores norteamericanos que nos pinta la izquierda de este lado del Atlántico. Esperanza está a favor de la libertad del cuerpo más allá del oscurantismo puritano del feminismo radical, que entiende la prostitución de mujeres con hombres como una agresión en sí misma a la maltrecha dignidad de las féminas. Esperanza, como ya ha defendido en otras ocasiones, está dispuesta a plantear un debate sobre la legalización de las drogas (no sólo de las blandas), como única solución no adoptada todavía con determinación por los gobiernos occidentales. Quizá no sea suficiente, pero sí son asuntos que constatan que Aguirre no es una sectaria al uso, no es una derechista implacable, una radical liberal ultramontana, una santurrona feminista o una meapilas roucovareliana… La imagen que los medios de izquierda pretenden transmitirnos es la de una subespecie de dama de hierro atolondrada, rubia y pijotera, chulesca y mal hablada que sólo aspira a repartirse el pastel entre sus Güemes y Nachos, que disfruta luciendo el palmito entre acto y acto (oficial, se entiende), inauguración y aclamación de masas ignorantes ávidas de populismo barato. Esperanza, como ese peligro ultra, ultra esto y ultra aquello, cuyo desprestigio resulta indispensable para contener al PP instalado en una posición torpe, acomplejada de centro reformista rajoyesco…

Saludos y Libertad!